Italo Calvino nos ofrece un hermoso libro de meditación secular, imbuido de pensamiento occidental, budismo zen, hermetismo, autoparodia y un sustrato literario tan enciclopédico como seductor, disfrazado no obstante de sucesión de relatos episódicos hilvanados por su protagonista, el señor Palomar, hombre que contempla cuanto tiene alrededor.